lunes, 29 de junio de 2009

Caminantes

Los caminantes se detenian en seco tras adentrarse pocos pasos,
con palpitaciones y un sudor frío en las gélidas brisas que,
repentinamente, los invadian.

Las calaveras eran estremecedoras, pero no significaban la ausencia de vida
o pronosticaban peligro, ni muerte.
Eran rostros sin músculo; frascos vacios que encerraban
infinidad de cosas posibles, océanos anchos y profundos de creatividad,
entendimiento, memoria e interpretación de su existencia eterna
por ser parte, todos y cada uno, del bosque.

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